-No soy capaz de pensar, de inventar historias como lo hacía antes y eso me preocupa. Como siga así, creo que nunca podré ser escritor y eso es algo que me da mucho miedo.
Él estaba sentado en la hierba sin poder parar de arrancar hierbajos con la mano y mirando frustrado hacia algún punto en el horizonte.
Ella estaba sentada a su lado mirándole preocupada, sabía lo mucho que significaba todo aquello para él.
-Cierra los ojos, le dijo ella con determinación.
-¿Qué?
-Ya me has oído, y túmbate. Todo es muchísimo más fácil de lo que realmente lo haces.
Él se tumbo y ella se acercó a el.
-Piensa en algo bonito, céntrate en eso... o no, mejor, intenta poner la mente en blanco.
Estaba tan guapo ahí tumbado que no pudo evitar comenzar a acariciarle el rostro.
-Déjala en blanco y sonríe, así me gusta. Déjala volar, eres incapaz de permanecer quieto durante demasiado tiempo, tu mente actuará de la misma forma. Necesitas estar dándole vueltas todo el rato a las cosas cuando todo es muchísimo más sencillo de lo que realmente crees.
Él permanecía callado dejándola hacer, intentando pensar en lo que podría convertirse en un best-seller. Ella no podía parar de recorrer los rasgos de su rostro con la yema de los dedos mientras le miraba con ternura.
-Las mejores cosas surgen cuando menos te lo esperas y con ello, las mejores historias. Todo acabará llegando y entonces...
Ella se había aproximado peligrosamente al chico sin darse cuenta. Entonces él abrió los ojos y se quedaron así durante unos segundos, tan cerca el uno del otro que podían escuchar sus corazones.
-Sabes que no está bien...
Ella sonrió tristemente y dijo mientras se incorporaba:
-Tienes razón, lo siento. En fin debo irme, ya es hora de ir a casa.
-Espera... Gracias, creo que ya tengo historia.
Ella no dijo nada pues no había nada más que decir.
Soy un baúl de sueños por cumplir, una chica que se pasa más tiempo en la Luna que en La Tierra.
martes, 31 de diciembre de 2013
jueves, 28 de marzo de 2013
¿Es esto el amor?
Yo antes era una chica fuerte, de estas que viven
su vida, que la disfrutan a cada momento y no pierden el tiempo en cosas
banales. Yo antes era feliz y pensaba que mi vida no podía ser mejor, me sentía
llena y realizada. Entonces apareciste tú. Rompiste todos mis esquemas. Ya no
tenía sentido pasarme horas escuchando música porque cada canción me recordaba
a ti. Mis amigos ya no eran capaces de llenar por entero mi vida, sentía que me
faltaba algo.
Entraste en mi vida y esta pareció tomar otro
rumbo. Con solo ver un atisbo de tu sonrisa, yo era feliz. Estar enamorada, amar, sentir mariposas en el estómago ya no eran
simples palabras de mi vocabulario, gracias a ti conocí su verdadero
significado. Pero con ellas conocí también los
celos, ese miedo estúpido e inexplicable a perderte, a no poder hacerte
feliz, a que apareciese otra persona que destrozase todo lo que construíamos
día a día entre besos y caricias.
Y ahora, aquí me encuentro, sentada en el mismo
banco en el que nos presentaron, el mismo banco en el que nos besamos por
primera vez, el mismo banco en el que grabamos nuestras iniciales ... Veo las
hojas caer ante la llegada del otoño y me siento como ellas: frágil. La misma
chica independiente que hacía lo que quería ahora espera el visto bueno de su
novio; la misma que criticaba los celos tachándolos de miedos absurdos, ahora
le dice a su novio con quien puede hablar y con quien no.
¿En qué me has convertido? ¿Es esto el amor?
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