Soy un baúl de sueños por cumplir, una chica que se pasa más tiempo en la Luna que en La Tierra.

sábado, 9 de junio de 2012

El primer amor nunca se olvida.


No podría decir que fue exactamente lo que me hizo cambiar de opinión, darme cuenta de que era ella, sin más, la chica perfecta a la que siempre había estado buscando.
Llevaba con ella desde el colegio. Siempre eramos como el perro y el gato , yo le tiraba de sus trenzas y no paraba hasta que se las deshacía. Entonces la niña de las pecas y el pelo revuelto  se echaba a llorar mientras corría detrás de mi.
En el instituto la cosa se suavizó, digamos que aprendimos a comportarnos como personas civilizadas, ella, la chica estudiante de primera fila, yo, el macarra del fondo de la clase que pasaba más tiempo en jefatura que en el aula.
Aún recuerdo el día en el que, por alguna razón que se escapa a mi entendimiento, nos encontramos solos en el pasillo. Te acercaste a mi y me dijiste que había algo que llevabas tiempo queriendo confesarme. El rubor acudió rápidamente a tus mejillas al igual que las lágrimas a tus ojos, no entendía nada. Te pusiste de puntillas y me besaste con suma delicadeza. Recuerdo esos labios suaves e inocentes como nunca antes había probado. Me miraste a los ojos como esperando que dijese algo pero no podía, estaba paralizado. Entonces suspiraste y entraste rápidamente en el aula. Me quedé unos segundos en la misma posición, asimilando lo que acababa de suceder, después yo también entré. Ocupé mi sitio y no paré de mirarte durante toda la hora, tú ni si quiera volviste la cara.
Cuando sonó el timbre saliste rodeada de tus amigas, sin darme oportunidad a acercarme a ti. Última hora del viernes y lo peor que le puede pasar a unos adolescentes chorreando hormonas: guardia.
Mis amigos me acorralaron y me preguntaron por qué habíamos entrado casi a la vez, sabían que algo había pasado porque no podía parar de mirarte.
Todavía no consigo entender por qué hice lo que hice, contarle a todo el mundo lo que había pasado. De repente el secreto que guardabas desde pequeña se vio destapado delante de todo el mundo. La gente te miraba sin poder parar de reírse haciendo bromas pesadas y pensando en voz alta lo que, a su juicio, era una completa estupidez: un chico como yo, que tenía una novia distinta cada semana podría querer a una chica como tú que no salía de casa porque se pasaba el día estudiando. Nunca me he podido perdonar lo que hice aquel día tampoco entiendo por qué adopté el papel de tipo duro mientras tu mirada de decepción me destruía por dentro.
Aquella noche no pude dormir, estaba dispuesto a pedirte perdón y arreglar el daño causado el lunes, pero no apareciste. Te fuiste, supongo que eso era lo que me querías decir cuando me besaste en el pasillo, que te marchabas a otra ciudad y por eso encontraste las fuerzas necesarias para hacer lo que llevabas tanto tiempo deseando hacer.
Me gustaría encontrarte pero tus amigas no me quieren decir dónde estás...
Uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde, creo que nunca había comprendido de todo ese dicho pero ahora he vivido su significado en carne propia. Esto me ha hecho madurar de golpe, darme cuenta de lo que quiero, a ti. Supongo que siempre te he envidiado, por tener una vida perfecta, por ser tan guapa, porque la inteligencia te embriagaba. Quizás nunca te vuelva a ver, quizás sí. No te puedo prometer que te esperaré, esa es una promesa demasiado arriesgada, lo que sí puedo hacer es prometerte que no te olvidaré jamás, dicen que el primer amor nunca se olvida...

jueves, 7 de junio de 2012

Segundo premio en un concurso de literatura


5 de Agosto de 1945. Hikaru Takashi recorría las calles de Tokio, maleta en mano, camino de la estación. Pronto regresaría a Hiroshima con su familia. Era casi de noche y faltaba poco para que partiese el tren.  Los tiempos de guerra eran difíciles y  muchas preguntas y reflexiones acerca de ella se agolpaban en su cabeza. Se consideraba pacifista y no entendía el afán de invasión que tenían algunos mandatarios que estaban dispuestos a segar numerosas vidas por conseguir sus aspiraciones.
Ya casi había llegado, sus pasos no se detuvieron desde que salió del lugar en el que se hospedaba, hasta que una niña se cruzó en su camino. Estaba jugando con su hermano mayor, saltando y riendo en la calle desierta. Una sensación de melancolía le invadió. Echaba de menos a su familia y no veía la hora de llegar a casa.
A la mañana siguiente, en la ciudad de Hiroshima, tres niños se levantaron más rápido de lo habitual. En el brillo de sus ojos se podía ver la alegría y la impaciencia además de la seguridad de que iba a ser un gran día. Esta sensación se vio interrumpida rápidamente por el sonido de las alarmas que indicaban la posibilidad de un bombardeo enemigo.
Rápidamente la familia Takashi corrió hacia el refugio. La pequeña Akiko se echó a llorar presa del pánico. Sabía lo que podía suceder si el bombardeo se confirmaba y  no quería que la muerte la separase de su madre. A pesar de sus 6 años, la guerra la había hecho madurar rápidamente y como ella, cientos de niños de todas partes del mundo.
Al cabo de un rato, una nueva alarma indicaba que el peligro había pasado  y el miedo se fue disipando poco a poco de la familia. Salieron del refugio y la madre se despidió de sus hijos. La vida debía continuar.

De camino al colegio observaron el cielo. El día era precioso. El sol brillaba sin preocuparse porque le tapase alguna nube. Eran poco más de las ocho y diez de la mañana y la pequeña Akiko se detuvo en un puente con forma de T. Aún era pronto así que sus hermanos trazaron un circuito y empezaron a jugar a las canicas mientras la niña observaba el trascurso del río.
Un ruido de avión y los tres hermanos miraron al cielo simultáneamente. Algo cayó de él y sólo el mayor, Koichi, comprendió lo que pasaba, una bomba se dirigía hacia el puente en el que estaban. Rápidamente cogió a su hermano de la mano y abrazó fuertemente a su hermana. Akiko se echó a llorar, seguía sin comprender lo que sucedía pero la reacción de su hermano la había asustado. Pasaron cuarenta y cinco segundos desde que vieron el extraño objeto caer del avión hasta que llegó a donde ellos estaban. No pudieron correr, tampoco les hubiese servido de nada. Koichi sabía que iban a morir así que abrazó fuertemente a sus hermanos y les dijo que les quería, no le dio tiempo a hacer nada más. Al instante, sus cuerpos quedaron calcinados dejando también tres siluetas impresas sobre la roca, la historia de tres víctimas más.
Hikaru se encontraba en el tren. Entre sus manos llevaba un osito de peluche para la pequeña Akiko. En su bolsillo izquierdo, había guardado un anillo para su mujer y un paquete marrón para sus hijos mayores descansaba en el asiento de al lado. Cada vez faltaba menos, ya podía ver la ciudad, se encontraban a unos seiscientos metros. El hombre se levantó y caminó por el pasillo, sus piernas estaban entumecidas. Se acercó a la ventana y miró a través de ella, después miró su reloj que marcaba las ocho y cuarto. Un fogonazo de luz hizo que se tirase inmediatamente al suelo, cubriéndose con las manos. Cuando remitió, los pasajeros se levantaron y se agolparon contra los cristales. Aquel fogonazo provenía de Hiroshima.
Una nube con forma de hongo cubrió el cielo seguido de la onda expansiva que llegó hasta el tren haciendo que descarrilase y llevando los cuerpos de los pasajeros de una pared a otra, tratándoles como muñecos de trapo. Cuando todo se calmó, Hikaru se levantó, un velo rojo nublaba su vista. Habían lanzado una bomba sobre su ciudad, sobre su familia. El tren, completamente devastado y volcado tras la explosión, tenía las puertas bloqueadas por lo que tuvo que salir a través de las ventanas sin cristales. Acto seguido, comenzó a correr por las vías del tren con el osito fuertemente aferrado, y como él, decenas de pasajeros le siguieron.
Cuando llegaron a Hiroshima la ciudad se encontraba envuelta en la oscuridad y el humo recorría todos los rincones. Cuerpos calcinados se agolpaban por las calles junto con edificios en llamas. Un hombre salió casi moribundo de entre los escombros de lo que antaño fue un hermoso y lujoso teatro. Un poco más allá, una mujer corría tambaleante y sollozando hacia ellos. Se podía ver la locura en su rostro. Acababa de dejar a su hija de cuatro años enterrada viva bajo las vigas. Los restos de su casa se habían incendiado y era imposible sacarla, tuvo que abandonarla. Hikaru se quedó inmóvil, acababa de conocer el verdadero infierno. La gente poco a poco fue saliendo de entre los edificios derruidos y empezaron a caminar de un lado a otro de la ciudad, buscando a alguien que les pudiese ayudar, en absoluto silencio.
El hombre pareció reaccionar y corrió en dirección a su casa. A la puerta, un cadáver de mujer cubierto de ceniza lo recibió, con el rostro borrado. Hikaru la reconoció. No tenía piel, aun así se arrodilló a su lado y la abrazó fuertemente, después sacó el anillo de su bolsillo y se lo puso. Empezó a llorar y, mirando al cielo, gritó una única pregunta al dios que les había abandonado: ¿por qué? Ya había perdido la esperanza de encontrar a sus hijos vivos, algo en su interior se lo decía. Una lluvia negra cayó sobre la ciudad apagando los incendios, parecía que el cielo estaba llorando.
Pasaron los días y ni rastro de sus hijos. Habían muerto miles de personas y cada vez era más raro encontrar algún superviviente. Hikaru se pasaba los días vagando por la ciudad, con el cadáver de su mujer a cuestas, había enloquecido. Finalmente, tras perder la noción del trascurso de los días, llegó a un edificio con una gran cúpula, era de los pocos cuyas estructuras habían permanecido en pie. Dejó el cadáver a la puerta y escaló hasta lo más alto. Miró al cielo y le pidió a dios que le devolviese a su familia. La gente se agolpaba en el suelo, nadie entendía que estaba haciendo aquel hombre. Hikaru esperó unos minutos, aguardando algún tipo de respuesta que no llegó. Entonces una lágrima resbaló por su mejilla, después saltó.

lunes, 28 de mayo de 2012


Me gustaría ser capaz de acercarme a ti sin titubear, sin miedos ni supuestas predicciones de lo que podrá pasar. Me gustaría poder saludarte con una gran sonrisa en la cara, sin sentir que mis ojos se empañan de lágrimas cada vez que te veo. Me gustaría poder reírme contigo... joder, me gustaría estar contigo.

sábado, 28 de abril de 2012


Miles de cosas se me pasan en estos momentos por la cabeza pero solo te dire una: sal de mi vida por favor, coge la puerta y vete sin mirar hacia atrás ya que yo soy incapaz de hacerlo.

martes, 24 de abril de 2012


Puedo ser gruñona y negativa. Puede que en las malas rachas me abandone sin pensar en mi
bien. Puedo ser jodidamente social y simpática. Puede que sea la bipolaridad personificada.
Puedo ser inmadura e infantil, ¿por qué no? 
Son pocas las cosas que tengo claras en la vida y una de ellas es que no voy a parar de reírme 
a carcajadas en medio de la calle o de gritar frente al mar de rabia e impotencia si es lo que
siento.


 Estas encadenado a tus sentimientos, si ellos no son libres tú tampoco lo serás.


Con la colaboración de una de las mejores.

sábado, 14 de abril de 2012

Una zona de marcha de una ciudad cualquiera.
Una discoteca.
Un chico que busca pasar una buena noche.
Una chica enamorada e ilusa.
Te acercaste a mi, tan guapo y rebelde como siempre. Me confundiste con bellas palabras, o eso quiero pensar yo.
Copa en mano, me besaste, tus besos sabían a vodka caramelo. Mi corazón se aceleró, todo era mucho mejor a como lo había imaginado.
Para ti fue una noche más, para mi la noche.
Para ti fue un beso más, para mi fue el beso.

Sí, tengo esa extraña manía de buscar dobles intenciones a todo lo que haces. De preguntarme el por qué de tus actos. Intentar encontrar algo que me diga que te has enamorado de una chica, y que esa chica soy yo.

jueves, 12 de abril de 2012

Si os gusta el primer capítulo, dejadme un comentario, por favor. El objetivo de subir uno suelto es el de averiguar si merece la pena o no continuar con la historia. También agradezco mucho las críticas constructivas aunque entiendo que sea un poco difícil opinar sobre el principio de una historia únicamente sin haber leído nada más sobre ella. De ante mano, gracias.

miércoles, 11 de abril de 2012

El Empirio.

Estáis apunto de leer el primer capítulo de una historia que empecé a escribir hace dos años y vais a  ser los primeros en leerla. Nunca he estado segura de poder terminarla, ni siquiera de si es una buena historia que fuese a gustar a alguien. Pero es hora de cambios. Si os gusta, me pondré el reto de terminar este intento de libro... Así que aquí os dejo la historia:

La Huida


Dalia corría por el bosque de Kenka. Su objetivo era llegar a la piedra mágica y poder, salir del Empirio antes de que sus perseguidores la alcanzasen y la obligasen a ser la soberana de un mundo, en el que reinar significaría perder a su hijo que estaba a punto de nacer. Un fuerte dolor en el vientre, que se incrementaba por momentos, le hacía temer por la vida del  bebe.

-No voy a llegar,- se repetía por momentos- la piedra está demasiado lejos y los vasallos de Lenco cada vez más cerca.

Durante la carrera, vio unos matorrales entre los que se podría esconder y así, despistarlos. Mientras esperaba, pensaba en cómo había llegado a esa situación.
Hacía unos meses que su padre, el rey del Empirio, el mundo donde vivía, había muerto. Había sido un gran mazazo para Dalia ya que él era la única familia que le quedaba. Su madre había muerto unos minutos antes de que ella naciese y la habían tenido que sacar de su cuerpo inerte  por  cesárea. El cargo de rey, por desgracia, ocupaba mucho tiempo y mas sin una reina, a pesar de ello a la princesita no le faltó la presencia de la figura paterna, el cual la llevaba a todas partes.
En su adolescencia conoció al hijo de uno de los empleados de palacio, Záris. Él estudió medicina para alcanzar el prestigio social que necesitaba y casarse con ella. Su sociedad era muy estamental y nunca hubiesen permitido que un empleado se casase con un miembro de la nobleza. Tras cuatro años de noviazgo, con alegrías y difíciles momentos, se casaron. Un mes más tarde, Dalia esperaba un bebe. Záris nunca llegó a saberlo, pues un día desapareció sin dejar rastro.

Un ruido sacó a Dalia de sus ensoñaciones  así que comenzó de nuevo a correr. El aullido de los lobos al salir de cacería retumbó por todo el bosque. Cada vez se le complicaban más las cosas. La luna llena ya estaba en lo alto del cielo lo que le facilitaba la carrera. Ya no se oían apenas ruidos, tan solo el suave sonido de los búhos y de los grillos. Para su suerte encontró, en una parte de un claro del bosque, un tronco de roble hueco y lo suficientemente grande para que entrase echada. Cada vez faltaba menos para  llegar a la piedra. Estaba tan nerviosa y angustiada que esa sensación se transmitió al bebe el cual empezó a moverse, inquieto, en el vientre de su madre. Intentó serenarse, no era bueno para su hijo pero, ¿Quién no iba a estar en ese estado en aquella situación?

Un crujir de ramas. Algo se acercaba. Dalia contuvo la respiración. Un gruñido seguido de un aullido. Un lobo. Después apareció otro, y otro más. La manada había encontrado su olor aunque aún no estaban seguros de cuál era su posición.
Al mismo tiempo, unas voces llegaron hasta el claro, seguidas, inmediatamente, por unas pisadas y unas sombras. Sus perseguidores acababan de hacer entrada. Los lobos se quedaron mirando, listos para saltar, mientras que los hombres sacaron unas bolsitas que contenían especias. Los lobos agacharon las orejas y metieron el rabo entre las piernas. Les habían reconocido, eran magos y no había nada que hacer. Dieron media vuelta y se fueron  gruñendo sabiendo que una presa se encontraba dentro del tronco del árbol.
Los hombres miraron a su alrededor. Se notaba cuando los lobos encontraban un rastro. La chica no andaría lejos. Pasearon su mirada entre los árboles que formaban el círculo intentando ver a través de ellos. Al cabo de unos minutos se decantaron por seguir buscando por la derecha del claro, así que se adentraron en el bosque.

Entre tanto, Dalia ya había recuperado unas pocas de fuerzas:

-No te preocupes, pronto estaremos a salvo, la piedra está cada vez más cerca- dijo entre susurros mientras se acariciaba el vientre.

Salió del interior del tronco y continuó corriendo en dirección sur, hacia su salvación. No sabría decir con exactitud cuánto tiempo estuvo corriendo. Hacía rato que no oía a sus perseguidores. Tampoco oía los aullidos de los lobos ni ulular a  los búhos. Tan solo su respiración entrecortada y el frenesí con el que palpitaba su corazón.

Un rato después, llegó a un claro en el que una intensa luz la cegó durante unos momentos, hasta que sus ojos se acostumbraron a la claridad. Cuando esto sucedió Dalia pudo ver ante sí una roca de gran tamaño, en el centro del claro. A su alrededor crecían flores de todos los tamaños y colores. En otras circunstancias se habría quedado a admirarlas como tantas veces había hecho de niña, pero ahora tenía que apresurarse.


Se acercó a la piedra y la tocó. Un suave calambre recorrió todo su cuerpo y una luz muchísimo más fuerte que la actual, emanó de la piedra y la rodeó. Al instante cayó en un sueño profundo en el que no faltó Záris ni su padre. También en él vio a su madre, la primera vez que fue capaz de imaginarla. Pero esa visión le encantó en lo más profundo de su subconsciente.

Pasaron horas y horas hasta que al fin aterrizó entre una fina capa de nieve. A penas tenía un hilo de conciencia, pero eso le bastó para entreabrir un poco los ojos y ver unas suaves manos blancas que le buscaban el pulso y le acariciaban la frente. Después todo se volvió negro.

lunes, 9 de abril de 2012

Rindámonos. No merece la pena seguir así por una historia que ya estaba perdida incluso mucho antes de que se escribiese. No podemos luchar contra el destino, nunca estuvimos hechos el uno para el otro. Nos creímos fuertes, pensamos que nuestra historia iba a ser de las de contra viento y marea, que lo superaríamos todo. Estas de amores imposibles en los que todo el mundo intenta separar a los enamorados y aun así ellos siguen juntos. Teníamos demasiado afán de protagonismo. Pero nuestra historia se acabó. Nuestro error ya quedó zanjado y por una vez la princesa no se quedó con el príncipe azul. Este es el primer cuento en el que la multitud separa a los enamorados. 

domingo, 8 de abril de 2012

jueves, 5 de abril de 2012

No se puede tener todo.


El amor es una emoción demasiado fuerte para ocultarla durante mucho tiempo. 
Niégalo y sufre las consecuencias.
Admítelo y sufre las consecuencias.
Destaparlo puede ser bochornoso o bien puede ser liberador. 
Y que sea una u otra cosa, son otros quienes lo determinan.

martes, 3 de abril de 2012

Dame un segundo, solo uno a tu lado y te prometo que te haré feliz. Velaré por tu sonrisa, porque el brillo de tus ojos no se apague nunca. Dejame apoyarme en tu pecho y decirte lo mucho que te amo, contarte todo el tiempo que te he echado de menos. Déjame que te explique la cantidad de veces que soñé contigo sin poder ponerte rostro, la cantidad de chicos que conocí pensando que te había encontrado.
Dame un segundo y te mostraré que te equivocabas cuando la elegiste a ella en vez de a mí, sólo uno y te prometo que no te arrepentirás.
Me acostumbré a quererte, a desearte en cada momento, a llorar de nervios cada vez que sentía un vuelco en el corazón por tu presencia.
Me acostumbré a soñar contigo,a subir tus visitas en el tuenti.
Me acostumbré a imaginarte por los pasillos del instituto, a recordar la manera en la que te buscaba entre la gente.

Me acostumbré a tantas cosas que ya no sé si te quiero por inercia o te quiero de verdad.



lunes, 2 de abril de 2012

¿Dónde acabo yo y empiezas tú?

Nos mueven nuestros anhelos, necesidades, deseos y sueños. Cuando éstos desaparecen, también lo hacemos nosotros. Nuestro éxito o fracaso en la vida se mide tanto por lo que dejamos atrás como por lo que nos llevamos con nosotros al morir. 
Y sólo hay una cosa que supera en dolor a la muerte: el amor.

domingo, 1 de abril de 2012

Yes, you're beautiful


La belleza es plenamente subjetiva, por eso es ilógico obsesionarse con gustar a todo el mundo. Lo más importante es gustarte a ti misma y para ello rompe con los patrones de moda y belleza. Simplemente, sé tú misma.


sábado, 25 de febrero de 2012


A veces, desearía coger mi mochila e irme. A otra ciudad, donde nadie conozca mi pasado y poder dar esquinazo a todos mis errores. Ser la persona que siempre desee ser, empezar de cero de verdad. Nuevos aires, nuevas gentes. Descubrir que echo de menos mi antigua vida o quizás no...

lunes, 20 de febrero de 2012

Everyone is a genius. But if you judge a fish on its ability to climb a tree, it will live its whole life believing that it is stupid.